domingo, 25 de mayo de 2014

¿Mañana?

Hasta que me canse de gritar que me encantas.
Hasta que se me duerma la mano de acariciarte la espalda.
Hasta que me duelan los dedos de contar tus lunares.
Hasta que me llore el alma de tanto extrañarte.
Hasta que se me estremezca la piel al rozarme.
Siéntate a mi lado y deja que yo te guíe, si tú confías prometo darte el universo en cada beso.
No se trata de ser perfectas, se trata de complementarnos, como las piezas en un puzle, encajando.
Encájate conmigo.
Podríamos decir que tú eres mi puzle favorito.
Desde el día en que me dijiste que era 'muy complicado' y acto seguido pensé en que siempre he adorado los rompecabezas.
Desde el momento en el que ví que me mirabas de la manera en la que siempre deseé que me mirase alguien, con ojos de enamorada. Desde aquella vez en la que me abrazaste tan fuerte en un silencio tan profundo que pude oír el latir de tu corazón.
Desde ese momento, supe que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por ti.
Y no me dió miedo, porque también supe que tú estarías despuesta a hacer cualquier cosa por mi. 

Y dicen que el mejor remedio contra las cicatrices son los besos. Dicen, que si besas todas las cicatrices de alguien, desaparecen con el tiempo. Habría que dedicarle tiempo claro, como a todo en esta vida. Nosotras empezaríamos el día con un beso en las del cuello, a media mañana seguiríamos con las del pecho. Veríamos qué hacer con las de los brazos, y las de la espalda las dejaríamos para la noche. Al final, pasaríamos más tiempo dando besos, cuidando de hacer desaparecer las cicatrices que creándolas. Daríamos más amor y heriríamos menos. Claro que, como siempre, puede que solo sea una simple habladuría, pero merece la pena intentarlo, ¿no?, ¿Probamos? 

sábado, 17 de mayo de 2014

De un por siempre...

Nunca te haría daño. Eres todo lo que siempre he querido. En ti he encontrado lo que siempre he buscado, sin saberlo. Me llena cuando estoy contigo, como si todo estuviera en su sitio, como si mi vida empezara a ir bien por primera vez en años. Joder, que tu puta sonrisa, me puede. Te juro que cuando sonríes el mundo entero me la suda. Que te quiero solo para mi. ¿Y cuando te pones roja? Cuando te sale ese punto de timidez que tienes, cuando te pones nerviosa y no te salen las palabras, eres realmente adorable. Solo cuando me gano realmente tu confianza, eres realmente tú y no sabes lo increible que resulta. Tú nunca lo comprenderás, pero me gustas así. Si quiero que cambies algunas cosas, es porque no soportaría que te hiciensen más daño. Qué mataría yo al aire si me dijeses que te duele. Pero que te quiero así, como eres, con tus manías y tus tonterías que me hacen sentir más viva. Cada día estoy más loca por ti. Me encanta tenerte cerca, abrazarte y llamarte pequeña, porque cuando lo hago, significa que eres la más grande para mi. Que nuestras frikadas me hacen ser la chica más feliz del mundo y te juro que no hay un solo día que no me despierte pensando en ti, ni me acueste para soñar contigo. Sabes que siempre necesito saber donde estás o con quien vas, soy celosa, y mataría a quien solamente pudiese rozarte. Quiero que sepas que no me arrepiento de nada, que todos los días doy gracias por ese nueve. Quiero que sepas que intentaré perdonar y olvidar, por respeto a la que a día de hoy, quiere verme feliz. Lo quiero o todo contigo o nada con nadie. Porque lo mejor que pude hacer en mi vida, fue aferrarme a ti. A ti, que me quieres por lo que soy y por quien soy. De buen humor, insoportable, donde a veces me como el mundo y otras es el mundo el que me come a mi. Pero que aún así sigas pensando que el mundo es bello solo porque yo existo en tu vida.
Muero de ganas de ti, de nosotras, de un por siempre.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Mi cama...


Se metió en la cama como todas las noches, en su lado. Y dejó conscientemente el hueco para el recuerdo de aquella persona que una vez estuvo ahí, a su lado. La cama no es que fuera muy grande, pero ella estaba bastante cómoda en su esquina, dejando hueco para el vacío.
Se puso a leer tranquilamente, y de pronto, como todas las noches, volvió a notar su presencia. Giró la cabeza hacia el hueco que había dejado y cerró los ojos. Pudo notar cómo aquella chica que hace tanto había estado en su hueco, ahora la acariciaba. Notaba su mano suave, firme y caliente sobre su rostro, y aquella caricia le hizo llorar. Ella le apartó el pelo de la cara, le quitó una lágrima que bajaba lentamente por su mejilla y le subió el mentón:
‘Sé fuerte pequeña, todo irá bien.’
Creyó escuchar, y rompió a llorar al abrir los ojos y descubrir lo sola que estaba en su cama, en su casa y en su propia vida. Volvió a cerrar los ojos, intentando evocar aquel recuerdo, pero fue en vano, pues ya no estaba. En cambio, su piel aún seguía sintiendo aquella caricia, como si se le hubiera tatuado en la piel.
Se tapó con la manta, sin invadir el espacio que había dejado para su recuerdo. El hueco que había dejado aquella persona en su corazón cuando se fue, esperando que regresase pronto.


domingo, 11 de mayo de 2014

Alumbras dos corazones...

 Quédate quieta, mírame a ciegas y adivina que te respiro. Eres aire en los pulmones, una sonrisa de acierto; y para acierto, el tuyo y el mío. Un mutuo alivio, estar aquí y que estés conmigo. Nada de espejismos; eres tan real como siempre te imagino. Y te imagino si no estás, y te noto el corazón alterado cada vez que yo sonrío.

Descansa tus dedos sobre los míos, resóplate, llega hasta mí aunque no te vea los ojitos. Piénsame, persígueme entre líneas, piérdete en mis palabras y encuéntrame al final de cada punto y seguido, que no hay tiempo perdido si ya estás en mi camino, que el reloj se paró el noveno día del mes de Marzo.
Enamorémonos despacito, y no agradezcas todo lo que te he escrito, que hay muchas frases que no digo, y aire que aún no hemos compartido. No corras, que aquí sigo; no me marcho, yo te sigo. Ya no hay prisa, pero sí impaciencia en todo lo que decimos. Y es que, cuando llegas, alumbras dos corazones de un solo tiro.

Juguemos al ‘nosotras’; quédate conmigo. Respírame siempre, acaríciame cuando te miro. Mírame aunque te diga que no lo hagas, haz que enrojezca incluso cuando no esté permitido. Haz que vea la luna, cada día, de un modo distinto. Que septiembre será siempre, y eso es todo lo que pido.